“Yo ya estuve aquí/ Ya te di mi amor/ Me llenaste el alma y con la tuya hice el sueño que despierta hoy”, se escuchó a Abel Pintos en la previa del partido con unas imágenes que mostraban el recorrido de Luis Miguel Rodríguez durante sus pasos anteriores en Atlético Tucumán.
Y como dice la letra, la leyenda de Simoca le dio mucho amor durante años y ahora, ya en el tramo final de su carrera volvió para seguir desparramando su fútbol en el Monumental José Fierro.
¿Y si entraba ese “puntín” a lo Romario? El fútbol hubiese sido justo con uno de los jugadores fetiche de estos últimos años en Argentina. Sí, por que “Pulga” es el jugador franquicia que tiene el conjunto de 25 de Mayo y Chile en el plantel y del que habla todo el mundo. Ni los millones en los que está cotizado Joaquín Pereyra ni el futuro prometedor de Mateo Coronel valen tanto como ese potrero que el “7” lleva consigo.
Recuperación de Renzo Tesuri, galope infernal de Mateo Bajamich y centro al segundo palo para Pereyra que -entiende a la perfección el rol secundario que cumple ahora- se la dejó servida a “PR7” que paró y amagó todo en un solo toque y definió a contra pierna de Manuel Roffo. Era un golazo, pero siempre hay un villano y en esta historia tiene nombre y apellido: Fernando Alarcón. El capitán de Instituto no dejó que la vuelta del simoqueño sea como la soñó y mando esa pelota al córner.
En los primeros 45 minutos hubo mucha pelota volando y poco juego asociado. Instituto vino a hacer su negocio sumando un punto en Tucumán y Atlético tuvo a Pereyra y a Rodríguez jugando muy distanciados, por eso apenas hubo tiempo para una buena atajada de Durso ante un remate de Damián Puebla y una volada espectacular de Roffo para ahogarle el grito a Bajamich.
En el complemento la “gloria” estuvo mejor y por eso el equipo de Facundo Sava pasó momentos de zozobra. Cuando Lodico y Puebla se encontraron apareció la mejor versión de los cordobeses. A los 21 minutos se detuvieron varios corazones, la pelota rebotó varias veces en las piernas de Sánchez, que en su afán de despejar terminó cometiendo una dura infracción a Ignacio Russo.
Pero el guionista que escribió la vuelta del “Pulga”, en ese momento, ya empezaba a darle forma al siguiente capítulo. Sava realizó dos variantes, adentro Marcelo Estigarribia y Rodrigo Melo, afuera Bajamich y “Bebe” Acosta.
Cuando las cosas no le salen bien a los protagonistas principales, siempre tiene que aparecer un actor secundario que le salva la vida. Aquí aparecieron dos: Durso para atajarle el penal a Russo y mantener el 0-0 y Marcelo Estigarribia para marcar un golazo infernal y decretar el 1-0 final.
Atlético no juega bien, pero el “Pulga” le dio ese “no sé qué”, como dijo un plateista. Ese “no sé qué” que se traduce en el juego a un toque, le da buena pegada en pelota parada, le da presencia ante rivales y autoridades, pero también le contagia al resto de sus compañeros su aura, la de distinto, esa que la acompañó toda su carrera y eso que hace que cada plateista se ilusione cada vez que la pelota llega a sus pies.
El “decano” tenía que ganar y ganó, sumó su cuarto triunfo en el año y alcanzó los diez puntos en este certamen. Es verdad que mira de reojo lo que pasa con los otros equipos, pero sumó cuatro unidades de seis y con dos figuras inesperadas que aparecieron en los momentos justos. Mejorar lo hecho hasta el momento es mucho más llevadero si se suma y el “decano” visitará a Barracas con la tranquilidad de saberse lejos de los puestos de la zona roja.